Hay un lugar en nuestro cuerpo donde el tiempo se detiene, donde los músculos recuerdan lo que la mente olvida y la respiración se convierte en un río que recorre cada rincón del ser. Allí, en la quietud del movimiento, reaprendemos a sentirnos. Cada gesto nos conecta con lo primigenio: la tierra que sostiene nuestros pies, el aire que acaricia nuestra piel, la gravedad que nos recuerda nuestra humanidad.

El Método Feldenkrais nos invita a escuchar el murmullo silencioso del propio cuerpo, a redescubrir emociones dormidas, a volver a la conciencia de lo que somos, no como máquinas que se mueven, sino como seres integrales, en diálogo con la naturaleza y con nosotros mismos. Es un camino donde cada movimiento es una pregunta y cada sensación una respuesta, donde aprender a movernos se convierte en aprender a ser.

Le damos la palabra a Marta Bordignon, especialista en la materia, quien en Fanes reúne a un nutrido grupo de entusiastas semana tras semana para transmitir y vivir este método.

Primer encuentro con el cuerpo

Mi búsqueda hacia el trabajo corporal comenzó hace muchos años. Elegí “yoga” y dicté clases buscando siempre agregar cosas que facilitaran el aprendizaje. Fue así que, hace unos 30 años, conocí el Método Feldenkrais y me enamoré de ese método, que luego fui incorporando en mis clases.

Transformaciones que inspiran

En esa época daba clases en un centro de jubilados; había muchísima gente con todo tipo de inconvenientes físicos y también cognitivos. Realmente pude ver la transformación de sus cuerpos, de sus caras, de sus actitudes.
Todo esto significó algo increíble para mí y empecé a buscar más información.

En esa época no había internet ni celulares; era imposible acceder al conocimiento que hoy tenemos al alcance de la mano. Así fue que pude conseguir algunos libros traducidos y comencé a practicar con ellos. Más adelante tuve la posibilidad de traer a Bahía Blanca pedagogos que dictaron talleres.

Quería dar a conocer esto en mi ciudad y fueron varios encuentros.Después comencé a viajar a Buenos Aires para tener mayor conocimiento, con clases y talleres que iba tomando, esperando que se abriera la Formación en Argentina, que tardó casi 15 años. Hoy me siento muy feliz de haber hecho la Formación: realmente es un regalo para toda la humanidad.

Filosofía y esencia del método

El Método Feldenkrais es un método de educación somática que debe su nombre a Moshe Feldenkrais, el polifacético físico e ingeniero israelí que lo desarrolló. Identifica la función motora como clave para la integridad de la persona y, a través del movimiento, promueve el desarrollo de la autoconciencia.

Mejora la alineación esquelética y aumenta la sensación de bienestar y fluidez asociada al movimiento, reduciendo el dolor crónico al promover la reorganización neuromotora. Esta reorganización es un proceso de tal alcance para el sistema nervioso que todas las demás funciones y capacidades humanas se ven involucradas. El Método Feldenkrais es una aplicación de los descubrimientos realizados en el campo de la neurociencia en las últimas décadas.

Un nuevo paradigma

A la persona que trabaja con el Método Feldenkrais le cambia la visión de lo que es el “trabajo corporal”, porque es totalmente diferente: es un nuevo paradigma. Se trabaja en el piso, contra la fuerza de la gravedad. El piso es un referente fundamental. Se trabaja con la autoconciencia: sentir, darse cuenta de los cambios que se van produciendo. La atención es fundamental, porque en este método no se muestra, sino que se dan consignas.

Esto hace que todo se vaya armando de una manera distinta. Se trabaja con la organización músculo-esquelética y emocional, lo que ayuda a sentirnos cómodos para actuar ante la vida. Estar preparados para que, una vez en la postura vertical contra la fuerza de la gravedad, podamos sentirnos cómodos y movernos libremente. Así vamos teniendo un conocimiento más profundo de nosotros mismos.

Clases grupales y exploración

Las clases grupales se denominan “autoconciencia a través del movimiento”. Se trabaja sobre el piso, en diferentes posiciones; el profesor va dando las consignas, no se muestra. Se comienza sintiendo los apoyos del cuerpo y las diferencias entre un lado y el otro. La atención es fundamental.

En silencio, con los ojos cerrados o abiertos, las clases se realizan en distintas posiciones. Además, son siempre diferentes, no se repiten. Las personas que asisten a estos encuentros no saben lo que van a hacer; siempre hay algo nuevo.

«Lo único importante es aprender a conocernos profundamente y a comportarnos en armonía con nuestra naturaleza más íntima» (M. Felderkrais)

Se trabaja con movimientos no habituales, lo que hace que el cerebro funcione de una manera muy especial.
Se usa la respiración de forma consciente, observando cuándo inhalar y cuándo exhalar, favoreciendo el movimiento, buscando la comodidad y la amplitud. Cada clase es una exploración que la persona hace en su propio cuerpo: en el movimiento hay un pensamiento, una sensación y un sentimiento.

Integración funcional y alcance universal

Otra parte del Método Feldenkrais es personalizada y se trabaja con la Integración Funcional.
Se realiza sobre una camilla, donde el pedagogo, con suaves movimientos no invasivos, busca conectar y mejorar, a través del sistema nervioso central, el funcionamiento general de la persona.

Es un método para todas las personas: desde bebés hasta adultos mayores. Es un complemento para deportistas, músicos, cantantes, bailarines, terapeutas, profesores de yoga o pilates. También para personas con dificultades neurológicas, dolores crónicos o problemas en las articulaciones. Hoy sabemos que el cerebro es plástico, y el Método Feldenkrais es neuroplasticidad.

Legado y enseñanzas

Norman Doidge, psiquiatra, escribió el libro El cerebro se cambia a sí mismo, donde habla del método, además de otros libros que también le dedican capítulos. Moshe Pinchas Feldenkrais nació en 1904 y falleció en 1984.

Él nos enseñó a dejar de lado el esfuerzo: hacer menos es hacer más, sentir el cuerpo y todo lo que se involucra en el movimiento. “No quiero cuerpos flexibles, quiero mentes flexibles.” “Sin movimiento no hay vida, la vida sin movimiento es impensable.”

Quiero aclarar que los pedagogos del Método Feldenkrais no son terapeutas: enseñan a usar el cuerpo de manera orgánica, y eso produce un cambio integral en la persona. Es un método totalmente vivencial: pasarlo por el cuerpo hace que se pueda entender, disfrutar y sentir desde lo sensorial.

Información práctica

Hay clases los miércoles a las 18:30 en Espacio Fanes.
Los jueves a las 19:30, clases online.
Atiendo Integraciones Funcionales y clases personalizadas en mi domicilio (Barrio Patagonia).
Cel. 291-5754434.
Instagram: @feldenkrais.bahiablanca
Facebook: Marta Bordignon

Al final, el cuerpo recuerda lo que la mente olvida. Cada respiración, cada movimiento, es un regreso a lo esencial: sentir, explorar, existir. Y en ese diálogo silencioso entre suelo y gravedad, entre atención y emoción, descubrimos que vivir plenamente es simplemente volver a escucharnos.