Mucho se ha dicho, a lo largo y a lo ancho de la historia de la humanidad, acerca de la  Poética…y más aún…de la poesía. Hay quienes afirman sin el menor atisbo de dudas que «la poesía, está en todos sitios».

Me permito en esta ocasión tomar «con pinzas» esta afirmación que se enuncia con insólita liviandad y desenfado.

Mejor y más propio y acertado sería decir que la poesía, es al fin y al cabo, creación del poeta en cuestión, algo de verdad habrá allí, pero también de «artificio» como en toda materia  estética. Es el poeta quien encuentra la poesía allí donde está, si no hay poeta, no hay poesía ni en los amaneceres, ni en el beso, ni siquiera en aquel silbido que rasga el velo de la noche en dos.

Tal es así que, transitando los insondables anales del tiempo, una voz llegó a mis oídos…acercándome, con parsimoniosa cadencia,arcanos decires que tejían una ya muy antigua historia…

Aquella historia no es otra que un antiquísimo mito nórdico, en el cual se narra una de las  tantas fechorías del más rufián de los príncipes de los dioses nórdicos; Odín. En aquel relato, se cuenta que preso del más ardiente de los arrebatos, Odín tomó para sí una serie de odres que contenían una hidromiel mágica,elaborada con  las más dulces de las mieles y la sangre de uno de los dioses más sabios del Panteón nórdico.

Sucede que al ingerirse dicha Hidromiel, quien la bebiera se hacía inmediatamente portador de la mayor inspiración poética, tal es así que Odín, sin mayores miramientos se bebió copiosos sorbos, uno tras otro, de modo tal que desde aquel entonces,solo le es posible hablar en verso.

Dejando de lado aquellas tan lejanas y más aún heladas tierras escandinavas, cabe decir que otras culturas también dedicaron los más hondos devaneos en pos de «la poética».

Sin ir más lejos los griegos acerca de quiénes vale decir, hablaron de todos y cada uno de los temas imaginables. Pero existe un nombre de entre ellos, el cual quiero rescatar en esta ocasión, pues viene a cuento; Aristóteles, quién dedicó al tema que nos convoca, un libro homónimo. En dicho libro («La poética de Aristóteles»), el pensador ya habla de una Dramaturgia del ser poético.

Y es justamente en este punto que lo comentado hasta el momento se cruza con la entrevista en cuestión, Vicky Pezzutti, (actriz, directora, docente), quien en su propuesta escénica y pedagógica, destierra a los cuerpos de su cotidiano trajín, conduciéndolos a la tierra de lo insondable y extraordinario.

Entrevista a Vicky Pezzutti

Palabras Introductorias

Básicamente la idea de este espacio es trascender la mera entrevista «al uso» y forjar una especie de bitácora de viaje a fin de conocer el trasfondo de conceptos, propuestas pedagógicas y diversas dinámicas, que tienen lugar en la propuesta estética que cada tallerista desarrolla en Fanes.

– Bueno, empiezo y vos me vas re preguntando (sonrisas)…

Comencé con el teatro desde muy pequeña, en torno a los 8 años, en aquel entonces ya participaba de talleres para niños, un poco movida por la imitación de las actividades que hacía mi hermana mayor (comportamiento muy típico de hermana menor).

Además era super fan de las telenovelas de aquel entonces, lloraba frente al espejo y a cada vez que mis amigas venían a visitarme a casa, nos caracterizábamos y encarnábamos diferentes «personajes» que desempeñaban diversos roles y jugábamos a «ser otros», que de eso justamente se trata la actuación.

Nunca dejé de tomar talleres gratuitos a lo largo de esos años, sobre todo aquellos que se daban en el Teatro Municipal y quisiera  aprovechar la ocasión para mencionar algunos lugares que fueron muy relevantes dentro de la historia del teatro en la ciudad, como lo fue «Arte Estudio» que dicho sea de paso, ya no está más y en el cual también me formé tomando cursos.

Al finalizar la escuela secundaria no me decidí inmediatamente a estudiar en la Escuela de Teatro, sino que me incliné hacía otra carrera: «gestión cultural», en la vecina y hermana ciudad de Punta Alta, en la PEUSO con un plan de la UNS.

– Hemos entrado en esta sinergia de  poner de manifiesto ciertos «mojones»o «hitos» en el relato de la historia personal. ¿Qué otro suceso de gran relevancia, marcaría el norte de tu derrotero?

– Una amiga había ganado un premio por un guión para grabar un corto para ISAT y me invitó a tomar parte en el proyecto,como personaje principal. Como te lo mencionaba previamente, en aquel entonces estaba recién egresada de la secundaria, tendría unos 18 o 19 años,de manera que esa fue mi «primera experiencia grabando un protagónico en un audiovisual», marcó un hito en mi recorrido como actriz.

Ensayamos las escenas por tres meses, para que al venir el grupo de trabajo de Capital, pudiésemos llevar un muy buen ritmo en las sesiones de grabación,que fue cumplimentado en el plazo de tres días.

Aquella experiencia y el roce con todo ese mundillo me fascinó. Además al ser la protagonista pude disfrutar de algún que otro «mimo» que no se daba en el mundo de teatro,por ejemplo: recuerdo que trás el «corte» me acercaban una manta, para que no pasara frío.

Escuela de teatro

– En el relato del origen de los héroes clásicos de la mitología griega, es materia obligada toparse con un viaje iniciático, un traspaso en el cual se  asume el propio designio. ¿De qué manera comenzó entonces tu viaje propedéutico e iniciático en la Escuela de Teatro?

– Una vez finalizada la carrera que estaba cursando, finalmente tomé coraje y comencé a estudiar en la Escuela de Teatro. En ese interín, tomé otro de los talleres que se daban en el Teatro Municipal, dictado por Hector Abib y Mario Ortíz. Allí mismo, conocí a varios compañeros y colegas con los cuales seguimos haciendo teatro al día de la fecha.

VIcky pezzutti entrevista de Juan Pablo Pérez

En aquel entonces, tuvo lugar otro gran hito dentro de esta bitácora de viaje que me propusiste esbozar. Y fue nada más y nada menos que ser seleccionada, luego de presentarme en la correspondiente audición, para la Comedia Municipal.

El director de aquella puesta en cuestión fue Guillermo Cacache, que es un crack a otro level total, tanto por su concepción escénica  de las obras, como por  su pedagogía. Prácticamente más que ensayos te puedo decir que los intérpretes de aquella puesta recibimos de él un seminario intensivo.

Ya de por sí, participar de la «Comedia Municipal» es una experiencia por demás intensa, ensayando cada día entre 4 y seis horas, pero con Guillermo siempre es ir un poco más allá, para entrar en su código de trabajo. A raíz de pasar a través de esa experiencia, logré llevar al cuerpo muchos conceptos que antes me parecían algo más inasibles.

Si bien ya había oído hablar de diversos «tipos» de actuación, (representativo, naturalista) recién por aquellos días logré «cristalizar», por así decirlo, aquellos conceptos, haciéndolos carne en lo vivencial.

– Es conocido el hecho de que «El Semillero», marcó un antes y un después para gran parte de la comunidad actoral, no sólo en Bahía y zona de influencia, sino que me permito decir sin pudor alguno, que a nivel nacional… Se merece entonces que digamos mucho más que dos palabras al respecto.

– A la par de estas experiencias en la Comedia Municipal que te narrara anteriormente, no puedo dejar de mencionar otra experiencia totalmente constitutiva de mi quehacer como actriz…

Comencé junto con otros compañeros a trabajar en el «Grupo Semillero Teatro», con el cual desarrollamos encuentros nacionales de formación actoral, los primeros encuentros fueron en el Maldonado y en el Peladero, de tres días de convivencia, la gente se llevaba sus carpas, entrenando 8 horas con diferentes maestros y maestras, y recibiendo talleres con las más diversas propuestas pedagógicas, de mañana hasta la tarde.

El día se coronaba con alguna obra de teatro y posterior fiesta, prácticas propias de la juventud (risas)…

Esta experiencia perduró durante diez años ininterrumpidos, movimos mucha gente, lo replicamos incluso en Mendoza y la Plata. Pero por ahora, está en pausa, ya que perdimos hace poco a una de nuestras compañeras y estamos viendo cómo decanta ese proceso.

De todas maneras, en cada oportunidad que me cruzo con personas que han participado de aquella experiencia, tomo una real dimensión de la huella que dejó en la comunidad de actores. Es que allí se generaban vínculos de gran intensidad, llanto y catarsis entre los distintos participantes, en los cuales se dejaba el corazón sobre la mesa. 

Salir del ‘yo’

– Si hay una constante en la vida del Universo, sin duda alguna, es el cambio. ¿En qué momento diste paso entonces, a un nuevo paradigma en tu abordaje de las herramientas actorales?

– Tras esa experiencia comencé a indagar dentro de una propuesta de actuación más animal, saliendo del «yo», tomando cursos intensivos  junto al staff de la sala/estudio «Apacheta», nuevamente acompañada en la búsqueda por Guille Cacache, Andrés Molina,Sofía Martínez, entre otros.

«Le saqué todo el proveho posible a la experiencia de formación itinerate»

 

Una propuesta actoral muy abierta, donde importa más la propuesta de otro que la propia, animal, saliendo del naturalismo e incorporando todo lo que nos circunda en derredor, para formar parte e «integrar el todo de algo mayor que nos excede».

Al tiempo gané una beca para participar del «Potrero teatral» del Instituto Nacional del Teatro, así que iba y venía constantemente entre Bahía Blanca y Caba, lo pienso hoy en día y no se como lo llevaba a cabo.

Además de esa beca, tomaba dos cursos y ensayaba un  unipersonal,  «Soy sola»con un director que también estaba envuelto en esos procesos itinerantes.

En ese proceso junto a Gastón Díaz, aprendí muchísimo acerca de dirección, nociones que puedo llevar a la escena hoy en día, que me encuentro desarrollándome más en ese camino.

Otros maestros que me han marcado mucho en mi  camino fueron Boris y Zilberg. Realmente le saqué todo el provecho posible a la experiencia de formación itinerante, pues todo esto que te estoy mencionando, sucedió en el plazo de un año, por decir algo.

Tras este período tan efervescente, tuvo lugar un período de decantar las experiencias vividas, ya que acaeció la pandemia y se imponía un momento de mayor introspección – contemplación. Siempre estuve muy manija de la formación y de vivenciar el Teatro desde el compartir y no desde el ego.

-¿Cuánto hay de cierto en que se transgreden los propios límites de la conciencia en la elaboración de un personaje?

– En la actuación se da mucho esto de trabajar con la locura, en última instancia sos vos haciendo de… y quieras o no, entras dentro de una especie de «limbo», en el cual es difícil medirse, de repente que encontrás constantemente «entrando y saliendo».

Hay mucha entrega a nivel emocional, física, se da mucho esto de trabajar solo con uno mismo, más allá de «construir un personaje», en el perder y retomar la conciencia, arribas a un punto en el cual brindas actoralmente lo mejor de tu quehacer como ser actuante.

– Un poco entrando en la «cadencia final» de este ameno conversatorio, ¿podrías referirnos algunos conceptos acerca de la propuesta que llevas a cabo en Fanes?

– En Fanes puntualmente estoy trabajando mucho con música, y no exagero si digo que se abren mundos en cada encuentro. Cada vez más caigo en la cuenta de que estamos en un momento de la historia en la cual los lenguajes se maridan de suyo, la norma quizás hoy en día es abordar las diversas propuestas desde una mirada interdisciplinaria.

Si bien doy algunos talleres de forma anual, he podido observar que en una propuesta más intensa y acotada en el tiempo, tienen lugar procesos muchísimo más efervescentes e intensos.

Se da un cierto fenómeno de «acumulación» y presa del cansancio que se da en esas dos horas de entrenamiento incendiario, uno se despoja de prejuicios y limitaciones propios de la conciencia, que no permiten que nos soltemos a fin de investigar «a fondo».

No quiero dejar de destacar por otra parte, el valiosísimo aporte de Facundo, quien nos acompaña con su maquinaria fantástica y las atmósferas sonoras que nos facilita en cada encuentro y que es vital para los estados a los cuales llegamos en la investigación de una nueva poética del cuerpo que excede el cotidiano.

Cierto es que venía dando talleres  intensivos orientados a personas con alguna que otra  experiencia,pero opté por volcarme a este tipo de «vivencias» que se abren y se cierran en cada encuentro, abiertas a todo tipo de participantes, trabajando un paradigma de comunidad de gran horizontalidad y además enfatizando, sobre todo, un ambiente de trabajo en el cual prima lo amoral.

«No exagero si digo que se abren mundos en cada encuentro»

 

– En los últimos tiempos,tomaste un sendero marcado por la dirección escénica; a partir de tus quehaceres y vivencias en el «métier», ¿qué dirías de vos misma como directora?

– No soy para nada rígida, pero sí brego por un orden y una disciplina que nos ayude a decantar y cristalizar procesos.

Porque si nos disipamos, se pierde ese concepto de «acumulación» que te mencionaba previamente en la conversación. Mi frase de cabecera y que repito como un mantra es: «no hay algo que esté bien o algo que esté mal». Trabajamos con todo el ahínco posible a fin de generar pautas de trabajo grupal desde lo amoral.

Palabras finales y agradecimientos

Destaco el privilegio enorme que constituye poder llevar adelante exploraciones y ensayos en Fanes, no solo por la calidad del recurso humano, sino también por la insólita infraestructura que nos brinda: siempre está debidamente calefaccionado, la iluminación brinda innumerables posibilidades y el piso (dato no menor)es soñado y nos resulta, por ende, de gran provecho en nuestras indagaciones escénicas.