Aún resuenan en mi, como la tenue luz de un tizón encendido y humeante, aquellos decires y pensares que supimos hilvanar junto a la multifacética artista danzante – texturada y dibujante Ana Catelli.

Ana me ha introducido en su discurrir en tierras de ensueño, y más aún, me ha mantenido en vilo, palmo a palmo, barruntando un sendero de renovada esperanza en las concepciones de procesos creativos y/o estéticos.

Vime envuelto en vaporosa bruma y acudió a mi memoria una sentencia que alguna vez oí, en la voz de un contemporáneo pensador: «al cabo de un tiempo,el alma tiende a encarnarse en el rostro de la persona».

Y quien estas líneas suscribe, no ha logrado dar con las palabras certeras que alcancen a dar una idea de la talla de la luminiscencia que arroja la interlocutora de turno en su conversación. Sirvanme estas las palabras antes enunciadas para dar, aunque más no sea, un pálido bosquejo de lo que a continuación vamos a compartir, tan precioso como las mismísimas perlas de Ceilán.

– Buenas Ana, ¿cómo estás?

Te propongo algún que otro tópico inicial como para introducirnos en tu propuesta pedagógica y adentrarnos en tu devenir creativo. Si tuvieses, suponte, que describir en breves palabras la propuesta de tu taller,que nos podrías comentar?

– En relación a danzar, qué es el nombre de las clases que doy en Fanes, va de la mano con dar herramientas para que cada uno de los participantes puedan conectarse con las mayores posibilidades de movimiento de su cuerpo. Y desde ese lugar vivencial,acercarse a la danza.

Un punto a observar especialmente,es que no es una actividad meramente propia de la catarsis,sino que tiene reglas y normas precisas,que propicien un juego consciente para desplegar el propio danzar. Es volver a lo simple,a lo cotidiano,a lo pequeño. 

Cómo fue tu devenir en danzante, qué sinuoso sendero que trajo hasta aquí y cómo te has acercado al paradigma docente?

– En el tiempo de la niñez, supe competir en patinaje artístico, actividad que realicé por mucho tiempo, por decirte algo, entre los 4 y los 16 años, pasaba incontables horas entrenando, hasta que eventualmente el mismo mundo de la competencia me fue desgastando, horadando, hartando, y opté por dejar la disciplina; mas no el movimiento de mi cuerpo,que es una necesidad para mí.

Deambulé entonces por muchas carreras en busca de aquello que me llenase como lo hacía aquella actividad. Hice tango, jazz, de todo un poco.

Con el correr del tiempo conocí la danza contemporánea y al dejar Cordoba y venir a Bahía Blanca, incursioné en la Escuela de Danza, especialmente por la tecnicatura. La pasión por el movimiento pudo mucho más y finalmente pasé de participar en calidad de oyente a hacer toda la carrera.

A la par de esta búsqueda, me desarrollaba como diseñadora gráfica y esa labor constituía mi principal fuente laboral. 

– ¿Cómo ha sido tu acercamiento al mundo tallerista / docente?

– Poco a poco esa necesidad por estar en contacto con el movimiento pudo más, y pude dimensionar que me gustaba mucho habitar el espacio de la docencia.Si bien cursé la tecnicatura en la Escuela de Danza y no el profesorado, me  desarrollo en la docencia desde el hacer.

– ¿Qué otros mundos exploraste a la par de la danza y qué sale a la luz en la impronta de los espacios que habitas?

– Otra faceta de mis quehaceres está vinculado al mundo gráfico e incluso a lo textil, ya que en un momento me apasioné por el telar y también exploré en aquellas aguas.

– ¿Nos podrías referir dos palabras acerca de tus inicios y la nascencia de la propuesta de tus talleres?

– No fue tan automático abordar la cuestión pedagógica, en un momento empecé a dar un taller para niños llamado «grafiar con danzar», con la intención de propiciar un ambiente para sacar la propia voz y a la vez un encuentro, una mixtura de ambos lenguajes, dándoles la misma relevancia, obteniendo en ese cruce de caminos una síntesis muy propia en esa intersección, no desde la copia, sino desde el juego activo.

Incluso durante la pandemia más cruda y dura, me animé a sumar una propuesta para adultos que constituyó en esas horas oscuras un remanso de férrea vitalidad.

Más una vez pasada esa etapa, ya en el 2021, tenía el vivo deseo de ofrecer una propuesta más abocada a la danza, en especial a la danza improvisación, para que sea más sencillo de objetivar.

– En tu acercamiento a la poética del movimiento convergen diversos lenguajes, si pudieses mencionarlos someramente, más que agradecidos.

– En esta búsqueda de apropiarse de elementos facilitadores del movimiento, acudí al estudio del Método Feldenkreis y el Lenguaje Gaga. Hábitos que mantengo alimentados en mi cotidiano de manera constante, ya que  esas prácticas las mantengo para la vida en sí, me nutren, independientemente que esté dando clases o no.

Y eso es un disfrute, que nos transporta y está presente en la poética que alimentamos desde un lugar sólido.

Ana Catelli

– ¿A quiénes está dirigida tu propuesta pedagógica en el taller?

– Como las propuestas que exploramos en las clases no son de copia, sino de juego activo esto hace posible que los participantes del taller puedan tener recorridos y edades de todos los colores.

Los perfiles son sumamente variados y amplios, desde docentes de danza, hasta personas que recién dan sus primeros pasos en la exploración de su movimiento, cada uno evoluciona según sus posibilidades y a la vez desde el lugar del que parte, pero cada quien disfruta del movimiento y de la danza que transita.

Hasta aquí, la primera parte de esta entrevista. ¡Nos vemos en la segunda parte!