𝘌𝘯𝘷𝘶𝘦𝘭𝘵𝘰 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘴𝘰𝘱𝘰𝘳 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘮á𝘴 𝘦𝘮𝘣𝘳𝘪𝘢𝘨𝘢𝘥𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘢𝘻𝘢𝘩𝘢𝘳𝘦𝘴, 𝘮𝘦 𝘩𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘭𝘰 𝘱𝘳𝘰𝘧𝘶𝘯𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘩𝘰𝘳𝘢𝘴 𝘤𝘳𝘦𝘱𝘶𝘴𝘤𝘶𝘭𝘢𝘳𝘦𝘴 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘪𝘯𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘮𝘪 𝘣𝘶𝘩𝘢𝘳𝘥𝘪𝘭𝘭𝘢, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘶𝘯 𝘢𝘮𝘢𝘯𝘶𝘦𝘯𝘴𝘦 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘢𝘣𝘢𝘥í𝘢 𝘥𝘦 𝘞𝘦𝘴𝘵𝘮𝘪𝘯𝘴𝘵𝘦𝘳.
𝘗𝘳𝘦𝘴𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘮á𝘴 𝘩𝘰𝘯𝘥𝘢𝘴 𝘤𝘢𝘷𝘪𝘭𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘦𝘯𝘥𝘶𝘭𝘢𝘳 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘴 𝘮𝘦𝘯𝘦𝘴𝘵𝘦𝘳 𝘦𝘯 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳 𝘣𝘦𝘯𝘦𝘥𝘪𝘤𝘵𝘪𝘯𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘤𝘪𝘦 𝘥𝘦 𝘵𝘢𝘭, 𝘮𝘦 𝘥𝘦𝘵𝘦𝘯𝘨𝘰 𝘢 𝘰𝘣𝘴𝘦𝘳𝘷𝘢𝘳, 𝘢 𝘵𝘳𝘢𝘷é𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘱𝘳𝘪𝘴𝘮𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘳𝘢𝘻ó𝘯, 𝘢𝘲𝘶𝘦𝘭𝘭𝘢𝘴 𝘪𝘮𝘣𝘳𝘪𝘤𝘢𝘥𝘢𝘴 𝘷𝘪𝘯𝘤𝘶𝘭𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘶𝘯𝘦𝘯 𝘭𝘢𝘴 𝘮á𝘳𝘨𝘦𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘰𝘳𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘯 𝘰𝘤𝘤𝘪𝘥𝘦𝘯𝘵𝘦.
𝘓𝘰𝘴 𝘰𝘣𝘫𝘦𝘵𝘰𝘴 𝘤𝘶𝘭𝘵𝘶𝘳𝘢𝘭𝘦𝘴 𝘯𝘢𝘤𝘪𝘥𝘰𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘷𝘦𝘳𝘨𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢𝘴 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘤𝘪𝘵𝘢𝘥𝘢𝘴 𝘤𝘰𝘴𝘮𝘰𝘷𝘪𝘴𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘶𝘯𝘪𝘷𝘦𝘳𝘴𝘰 𝘤𝘪𝘳𝘤𝘶𝘯𝘥𝘢𝘯𝘵𝘦, 𝘩𝘢𝘯 𝘭𝘦𝘨𝘢𝘥𝘰 𝘢 𝘭𝘢 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘵𝘰𝘥𝘢, 𝘩𝘦𝘳𝘳𝘢𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘢𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘮á𝘴 𝘱𝘳𝘰𝘥𝘪𝘨𝘪𝘰𝘴𝘰 𝘢𝘶𝘵𝘰𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤𝘪𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰, 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘦𝘴 𝘦𝘭 𝘤𝘢𝘴𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘮é𝘵𝘰𝘥𝘰 𝘍𝘦𝘭𝘥𝘦𝘯𝘬𝘳𝘦𝘪𝘴.
𝘈𝘴í 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘭𝘰𝘴 𝘢𝘧𝘭𝘶𝘦𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘣𝘶𝘴𝘤𝘢n 𝘶𝘯 𝘤𝘢𝘶𝘴𝘦 𝘮𝘢𝘺𝘰𝘳 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘧𝘭𝘶𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢, 𝘢𝘴í 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘯𝘫𝘶𝘯𝘤𝘪ó𝘯 𝘥𝘦 𝘦𝘭𝘦𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴 𝘵𝘢𝘯 𝘦𝘤𝘭é𝘤𝘵𝘪𝘤𝘰𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘭𝘢𝘴 𝘢𝘳𝘵𝘦𝘴 𝘮𝘢𝘳𝘤𝘪𝘢𝘭𝘦𝘴, 𝘦𝘭 𝘦𝘴𝘱𝘪𝘳𝘪𝘵𝘶𝘢𝘭𝘪𝘴𝘮𝘰 𝘳𝘶𝘴𝘰 𝘺 𝘦𝘭 𝘫𝘶𝘥𝘢í𝘴𝘮𝘰 𝘫𝘢𝘴í𝘥𝘪𝘤𝘰 𝘴𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘦𝘯𝘥𝘪𝘢𝘯 𝘦n 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦 𝘢𝘱𝘳𝘦𝘯𝘥𝘪𝘻𝘢𝘫𝘦 𝘴𝘰𝘮á𝘵𝘪𝘤𝘰.
𝘈𝘭𝘭í, 𝘦𝘯 𝘭𝘢𝘴 𝘮á𝘳𝘨𝘦𝘯𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘭 𝘦𝘯𝘤𝘶𝘦𝘯𝘵𝘳𝘰, 𝘴𝘦 𝘷𝘪𝘴𝘭𝘶𝘮𝘣𝘳𝘢𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘮á𝘴 𝘮𝘢𝘳𝘢𝘷𝘪𝘭𝘭𝘰𝘴𝘰𝘴 𝘩𝘢𝘭𝘭𝘢𝘻𝘨𝘰𝘴 𝘢 𝘭𝘰𝘴 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘦𝘴 𝘦𝘭 𝘴𝘦𝘳 𝘩𝘶𝘮𝘢𝘯𝘰 𝘦𝘴 𝘤𝘢𝘱𝘢𝘻 𝘥𝘦 𝘢𝘳𝘳𝘪𝘣𝘢𝘳. 𝘓𝘢 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘷𝘪𝘴𝘵𝘢𝘥𝘢 𝘦𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘰𝘤𝘢𝘴𝘪ó𝘯 𝘦𝘴 𝘮𝘶𝘺 𝘤𝘰𝘯𝘴𝘤𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘭𝘰 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘮𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰𝘯𝘢𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘲𝘶𝘦𝘩𝘢𝘤𝘦𝘳 𝘱𝘦𝘥𝘢𝘨ó𝘨𝘪𝘤𝘰, 𝘴𝘦𝘢𝘯 𝘣𝘪𝘦𝘯𝘷𝘦𝘯𝘪𝘥𝘰𝘴 𝘦𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴 𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘴𝘦𝘨𝘶𝘯𝘥𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘦𝘯𝘵𝘳𝘦𝘷𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘢 𝘈𝘯𝘢 𝘊𝘢𝘵𝘦𝘭𝘭𝘪.
– ¿Cómo dialogan en tu propuesta performática y pedagógica, las artes del movimiento y la gráfica?
– De esos hábitos míos antes mencionados, se desprenden otras propuestas que pueden ser performáticas o dicho sea de paso las mismas clases. Eso de acuerdo a lo que va surgiendo y también al momento en el cual uno se encuentra.
Este año por ejemplo tuvo lugar la posibilidad de danzar en la presentación de un libro. A su vez mi actividad del movimiento la conjugo con mi hacer en el arte visual realizando, la mayor parte de las veces, obras a pedido en casas.
Recién este año pude combinar ambas disciplinas de manera equitativa, en años anteriores mi hacer pendulaba más entre una u otra actividad. Hace poco tiempo descubrí que funciono de ese modo, más ligado a los ciclos,en los cuales me voy retroalimentado de uno u otro quehacer, tomando aprendizajes de una u otra orilla. En los trimestres en los que no me encuentro dando clases por ejemplo,produzco mucho más obra.
– En la búsqueda de acuñar un lenguaje propio en el abordaje de tu propuesta pedagógica y estética, te encontraste con el lenguaje Gaga, ¿qué nos podés comunicar con respecto a esta experiencia?
– El año pasado tuve la fortuna de tomar clases con el creador del lenguaje o método Gaga, en Israel, más precisamente,Tel Aviv, junto a personas venidas de todas partes del mundo.
Una vivencia sumamente significativa y a la vez enriquecedora,que me nutre para la vida misma. Por otra parte cada vez que lo comparto siento que se retroalimenta, y por eso mismo es danzar un espacio en el cual se conjugan todos los muy diversos saberes, disciplinas, métodos que he transitado a lo largo de los años.
– El marco teórico y conceptual de tu hacer, rezuma una particular solidez. ¿A qué se lo atribuís?
– A lo mejor la necesidad de ser comprendida en mi propuesta, esto hace que deba poder explicarlo,darle un marco conceptual que exceda el mero hacer. Traer a la conciencia, elegir que hacer y que no, y ser honesto sobre todo con uno mismo en su propuesta y con los hábitos que te hagan posible alcanzarlos.
Me refiero especialmente a aquellos hábitos que puedes sostener por mucho tiempo.
Que gran satisfacción que se obtiene, cuando podes tener la herramienta adquirida para esa necesidad concreta que surge en un proceso.
No solo es una cuestión de horas invertidas,sino que también es pasar por momentos de incertidumbre,sin conocer a ciencia cierta hacia donde decantará el camino emprendido. Aun así hay que confiar y sostener la búsqueda hasta el final. Conectar con el niño pero con la responsabilidad propia del adulto,en síntesis el verdadero juego creativo. Hay que confiar en uno y seguir adelante,más allá de que no siempre encuentres una sinergia en «el afuera».
– ¿Qué nos podrías compartir acerca de las prácticas y hábitos de los cuales te nutres?
– Mis prácticas son fijas, pero a la vez, flexibles. Están, por otro lado, siempre en construcción. Son una suerte de conjunción entre prácticas del movimiento y prácticas gráficas.
El trasfondo de todo eso digamos que es la observación del propio cuerpo y luego «del afuera». Eso a su vez,tiene mucho que ver con el lenguaje que elegís para expresarte, cuanto más «dominas» el lenguaje,por así decirlo,más dominas la expresión. Ahí es donde tengo muchas «luchas»,ya que quisiera simplificar aún más mi búsqueda,llegar a una síntesis y quedarme con mucho menos.
– ¿Podrías describir con más detalle el vínculo que mantenés con tus hábitos tanto en el arte del movimiento,como en las artes gráficas?
– Mis hábitos o prácticas en este preciso momento son: Feldenkrais, Método o Lenguaje Gaga, Pilates y después dibujo, sobre todo lenguajes gráficos basados en fibra, lápiz y acuarela, no mucho más. Yo voy mucho a lo que es «la observación del registro de la forma despojada del referente».
«Voy conjugando las prácticas en solitario con aquellas que son experiencias compartidas»
Me refiero puntualmente a la observación de línea, punto, plano, superficie, textura, composición, naturalmente estos elementos dialogan con mi lado de diseñadora gráfica,aunque lo trabajo. Sobre todo en la materia, ya que en la compu, siento que me limito demasiado.
En este proceso tiene mucho que ver como predispongo el cuerpo, el gesto, la acción, si pongo el papel en el suelo o bien en la pared, etc. Algo que me une ambos mundos es la conexión con la naturaleza como musa, pero especialmente la naturaleza prístina sin domesticar, así sea en un ámbito urbano.
Y en cuanto al cuerpo…hago hincapié en aquel movimiento orgánico que vuelve a lo más primigenio, ese concepto está sumamente vinculado con el estudio del método. Feldenkrais, que recupera ese movimiento antes de ser educado de una forma en especial por diferentes pautas sociales o bien por la educación física, volver a los movimientos más básicos, como lo son reptar, gatear, sentarse, rolar, girar, caminar, saltar.
Por supuesto que también incorporo otras prácticas que exceden a las antes mencionadas, como pueden ser por ejemplo la meditación, o por caso salir a caminar con mi perra y no menos importante y fundamental, la alimentación y el tiempo que a preparar aquellos alimentos que voy a cocinar dedico.
A su vez voy conjugando las prácticas en solitario con aquellas que son experiencias compartidas, el estudiar sola y a su vez, el dar clases. A eso me refiero cuando expreso que son dinámicas o flexibles.
En este proceso fue decisivo conocer y respetar los propios ciclos naturales y no violentarse, conocerse y respetar los propios tiempos, no juzgarse ni ir a contramano, aunque hay que decir que esto que he mencionado es preciso poder ponerlo en diálogo con el mundo exterior.
– ¿Qué otros hábitos o prácticas llevás adelante en tu hacer?
– Otro hábito que tengo son las bitácoras,que para ser franca y sincera,no las vuelvo a ver, sobre todo son registros físicos de lo que sucedió. Es un archivo personal de procesos,siento que me organiza y me ayuda a bajar experiencias.
También son compañeras de viaje, así sea acá nomás, bajan distintas datas y las tengo ahí para que me ayuden a decantar procesos. Tengo de todo tipo: de viaje, de dibujo, de movimiento,de escritura. También tengo un archivo de improvisaciones, cada tanto las vuelvo a ver y cotejo qué herramientas voy ganando, que es básicamente lo que emerge en el contexto de las improvisaciones. Hoy por hoy con los discos virtuales no hay ningún tipo de problema.
– ¿De qué manera acontece el proceso creativo y de qué modo lo conjugas con la «vida propia del cotidiano»?
– En muchas ocasiones los posibles disparadores del proceso creativo emergen incluso en conversaciones con otros que a lo mejor no están ni siquiera en tu rubro.
Todos las veces que me he propuesto tener un trabajo al uso,en el cual me sea dicho aquello que tengo que hacer, no ha llegado a buen puerto. Si hoy por hoy me lo cuestiono, solo pasa, pero sigo adelante, sucede que en esta vitalidad uno encuentra una libertad, que si te la quitan, te sentis morir.
Cuando te vinculas con tu deseo y entusiasmo y trabajas comprometido a partir de allí, brota lo mejor que tenés para brindar a los demás en los diversos espacios que abordas. Con esto no quiero decir que el trabajo de tal hora a tal hora este mal, simplemente hay que reconocer que no es para todos y aquellos que no lo somos, hacernos cargo y a la vez buscar un propio camino.